El soldado de la legión romana luce todas sus vestimentas antiguas, exudando un sentido de autoridad y preparación. Sobre su cabeza lleva una galea, un casco de soldado hecho de bronce, que indica su disposición para la batalla. Su torso está protegido por una armadura de metal que se lleva sobre una túnica hasta las rodillas, lo que le proporciona flexibilidad y defensa. Cubierto sobre su espalda hay un paludamentum, una capa abrochada a los hombros que típicamente usan los comandantes militares, agregando un toque de mando a su apariencia. A sus pies, se pone caligae, las sandalias de suela gruesa que eran un elemento básico del atuendo militar romano. En su mano derecha, el soldado agarra firmemente una lanza contra el suelo, con la mirada fija en la distancia como si inspeccionara el c.
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