Un reno sube una colina inclinada y contempla la tierra abierta que se extiende debajo, exudando majesty y vigilancia. Sus astas se curvan hacia arriba, creando una silueta impresionante, mientras que el mechón de pelo en su pecho se curva de manera natural, arrastrado por el viento. Con una mirada fría y penetrante, examina el paisaje y de repente gira la cabeza hacia un lado, alertado por un ruido sutil; tal vez el sonido de la bota de un cazador al romper una ramita. Sus agudos sentidos detectan el peligro potencial, lo que lo impulsa a abrir la boca y emitir un grito de advertencia que resuena en la silenciosa extensión. Esta escena, capturada en bronce, sería un regalo ideal para cazadores, amantes de la naturaleza o habitantes del campo. La escultura es 100% bronce y meticulosamente.
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